Al "Tano" Angel Antífora (pionero, surfer, fabricante de tablas N&A y Angel, dueño de Hawaiian Rider y buen familiero) nos cuenta que: "La historia es larga... re larga, y más si se mezclan las distintas fuentes, porque todo nació en el 61, 62; que vinieron en barco dos americanos de biología marina a hacer un estudio y trajeron sus tablas. Iban a correr al Torreón y con mi hermano Nino ibamos a gimnasia al Piso y nos rateabamos para ir a verlos. ­Estábamos enloquecidos!

Nos hicieron una mini exhibición y nos explicaron algo, pero mucho no entendimos porque hablaban en inglés. Entonces con Jorge Fava, Antonio Maldonado y Nino nos interesamos en hacer una tabla, en el taller de Jorge, de Alvarado e Independencia; la hicimos hueca, con costillas y se nos hundió. En el 62 con el maestro Tubio, del Industrial, Omar Bollini y Nino, hicimos una de telgopor con el alma hueca, memorizando la de los americanos; también justo había aparecido en un revista Mecánica Popular, pero de foam, que aca no existía. A los seis meses la terminamos con cola vinílica, pero no teníamos con que entelarla, así que usamos arpillera común, quedó repesada, imaginate, pero bué... en octubre vamos a Waikiki, la estrenamos y andaba, eramos como diez que la usamos. En ese tiempo también estaba en la cosa Pipo Muñoz, que era mayor que nosotros y tenía plata, estaba por hacer tablas con el Oso Tiribelli, todo nació al mismo tiempo, nosotros empezamos a hacer otra más liviana, de 3,50 mt. A Pipo le salían mejor porque tenía maquinarias y entró al mercado, yo también entré pero me las pedían mucho mis amigos, ­las tablas Pipo eran divinas!, las mías eran hechas más a mano, más artesanales.
Todo eso fue hasta el 69, hasta que apareció Juan De Leonardis con una Greg Noll o Corki Carroll (no me acuerdo), cortita, mini, de 2,70; decíamos: "con eso no se puede andar", pero Juan anduvo, después anduve yo con una 2,60, blanca. Corríamos mal hasta que vino un americano (John Fletcher) que revolucionó el surf, primero estuvo en casa, lo había mandado el padre para evitar que fuera a la guerra de Vietnam, y se trajo dos tablas "Santa Barbara" con tres almas, para nosotros eran como unos Rolls Royce, y nos las prestaba a Daniel Gil, al tano Pugliese, a los hermanos Latex y a mí. Yo enseguida las empecé a copiar, ya había un foam marrón y blandito que flotaba muy bien, y a la semana todos corríamos como John, cortando, quebrando y caminando a la punta, bien. El que andaba muy bien era Sandy, y mi hermano, y Pedro Ballanesi, y Carlitos Allende (que también fabricaba).
  En el 70 fué el gran cambio, aparecieron las tablas "pigs", redondas, de 2,10. Pipo ya no hacía más, fabricábamos solo mi hermano y yo; hasta que cayó Gordon y Smith al taller de Tiribelli, pero no tenían shapers; alguna shapeé yo y alguna los Tiribelli, ahí me fue mejor que nunca, ellos no sabían espumar. Vendíamos a Perú, a Uruguay, un poco a Brasil, nos compraban mucho los universitarios peruanos que venían a estudiar. Después la tabla se achicó mucho, después de nuevo se alargó, hubieron muchos cambios, era como que no se llegaba a la forma ideal. Nuestra fábrica estaba en Brown y Chile, era grande, de Buenos Aires nos compraba Prooveduria Deportiva y las distribuían por todas partes; durante cuatro años hicimos 7 u 8 tablas por semana; compré mi casa, ayudé a mis padres... nos fue bien... podía viajar. Una tabla te dejaba un margen de 100 o 120 dólares, como ahora, pero antes con 100 dólares tenías valor adquisitivo. ¨Mujeres surfers? Y si... en el 68, 69 Silvia De Leonardis, en el 70 Hildana Tiribelli, en el 75 Claudia "la alemana" Mazel, después Victoria Allende. Poné también que en el 65 vino un californaino buenísimo: Mike Dora; en el 73 Herbie Fletcher, el tío de Christian; y despué Mike Doyle y un rengo que andaba en paipo.
Bue, en el 75 empezamos a fabricar con forma de "guns", cola finita, buena punta, estilizadas, con canaletas, una o dos quillas, anchas; buenas para olas chicas; también ya hacía Renato, amigo nuestro, y el loco Cesar Colombo. De Leonardis y Errecaborde hacían las Deer pero en una fábrica muy grande y sin especialistas, trabajaban todos surfers, o sea que cuando habían olas no trabajaba nadie. Lo que sí de
ahí salieron dos grandes pibes: los Flaminio (José Luis y Aldo), inteligentes y trabajadores, fabricaron bien hasta que en Buenos Aires los absorvió el mercado del windsurf. El país no dejó hacer una cosa más grande, ninguno se hace rico.
Del 75 al 80 eran las clásicas twin fins de 2,10, la que más duró, la que mejor rendía en el Cabo. Cuando le empezamos a agarrar la mano al
Cabo dejamos de ir al Torreón, a La Perla, a Playa Grande, cuando el Cabo estaba bueno era la máxima. Era considerado por los extranjeros que venían como uno de los mejores points de Sudamerica; la ola tenía mucha continuidad y sostén; siempre tenía su pared, inclusive cuando estaba chico tenía esa fuerza de ola que rompe sobre roca. Cuando empezaron a hacer la escollera tuve una depresión... que casi largo todo, me agarró una angustia... A mí me decían el Tano Cabo y el Tano Paloma, era fanático de esos dos lugares..."

LC["Gente, donde quieran que esten,/ reúnanse aquí/ y admitan que las aguas han crecido/ y que pronto estarán/ calados hasta los huesos/ si quieren salvar esa época/ disponganse a nadar/ o se hundirán como piedras/ porque los tiempos están cambiando.
Vamos, escritores y críticos/ que profetizan con la pluma,/ tengan los ojos bien abiertos/ porque solo ocurrir una vez./ No hablen demasiado pronto/ pues la rueda gira todavía/ y no dice quien ganará,/ pues quien pierde ahora/ mañana triunfará/ porque los tiempos están
cambiando.
Está trazada la línea/ est marcado el destino,/ los lentos ahora correrán como liebres./ El presente ahora ser mañana pasado,/ el orden está acabado/ y los primeros ahora serán mañana los últimos/ porque los tiempos están cambiando." For the times they are a changin', Bob Dylan.]

 Fragmento del libro ¨Surfeando Argentina¨de Gabriel Nannini